Siempre me gusta ponerme algo de música mientras estoy escribiendo, no me gusta hacerlo en silencio. No me siento igual de inspirado y cómodo. Y, como yo, muchos escritores también tienen esta misma costumbre.

Cuando empecé a escribir el libro en el que estoy inmerso ahora, lo hice con una lista de reproducción de Spotify en la que se encuentran algunas de mis canciones favoritas, y de la que ya os he hablado en esta página web. El problema con esa lista es que son canciones que me gustan tanto que me las sé de memoria, y terminaron siendo más una distracción que una fuente de inspiración. Me ponía a cantarlas y dejaba lo que estaba escribiendo, o las letras me confundían y se me olvidaban las palabras que iba a poner justo en ese instante.

Así que decidí que tal vez debería empezar a utilizar música sin letra para mis sesiones de escritura. Entonces empecé a crear una lista en la que solo incluía bandas sonoras de películas, sin ninguna letra que me distrajese. Y de esta forma surgió esta lista de reproducción. No tiene muchas canciones, solo unas veinte, pero son las veinte canciones que más me inspiran, que me ayudan a evadirme y que no me distraen en ningún momento, porque terminan siendo simplemente parte del ambiente que me rodea en los momentos de escritura.

Cómo no, las canciones que la componen son de las bandas sonoras de algunas de las películas que más me gustan. No podía faltar El Señor de los Anillos, pues es mi banda sonora favorita. Las canciones relacionadas con los hobbits o los elfos son realmente conmovedoras.

Un gran compositor de bandas sonoras como John Williams no podía faltar con algunos de sus clásicos, como algunas de las piezas de Harry Potter (sobre todo de El Prisionero de Azkaban, mi favorita), de la saga de Star Wars o de Solo en casa (Home Alone).

Por lo demás, si tengo que destacar alguna de las canciones que incluí, se trata sin duda de la primera de esta lista: Ashitaka and San, una canción de la película La princesa Mononoke, que me resulta especialmente sobrecogedora y envolvente. Y, cómo no, también hay algo de Titanic, Kill Bill o Lo que el viento se llevó.

Desde luego, no es la selección de banda sonora más atípica ni la más original, la mayoría son muy populares y son clásicos dentro de las bandas sonoras, pero a mí, personalmente, me sirven como inspiración y como acompañantes cada vez que tengo que escribir.


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